Que aquel que hace el bien tenga cuidado como se alaba de el, porque rara vez lo hace su propia voluntad.
Establece en ti los principios de la acción y cuida de proceder siempre de acuerdo con ellos.
Asegurate primero de que tus principios son justos, y luego se inflexible en el camino de ellos.
Así tus pasiones no tendrán gobierno sobre ti, así tu constancia te asegurara el bien que posees y arrojara de tu puerta a la desgracia, la ansiedad y el desensaño serán extraños a tus puertas.
No sospeches mal de nadie, hasta que lo veas; y cuando lo veas, no olvides perdonar.
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