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jueves, 24 de mayo de 2012

COMENZANDO EL CAMINO HACIA LA ILUMINACION


¿qué tipo de persona se requiere para llegar a estar iluminado o para comenzar el camino de la iluminación? Se requiere la siguiente persona: una que esté lista y deseosa de haberse adueñado de todo su pasado. ¿Y eso qué dice acerca de la persona? Que la persona no posee nada ni está poseída por nada. No hay nada del pasado con lo que esté endeudada; endeudada no simplemente en cuestión de dinero, sino a través del dolor y la adherencia emocional. Es una entidad que está deseosa de tener una actitud diversa y diferente a la de su pasado. Cuando la persona ya no está poseída por el ayer —número uno— cuando no hay nada que le atraiga, —ya no hay sueños, no hay obligaciones, no hay nada que posea y nada que deba— cuando eso se ha logrado, la persona tiene una actitud virgen, y esa actitud, entonces, está madura para desarrollarse. ¿Y cuál es la tercera? Que la vida es para siempre. Cuando ya no tienes miedo a morir, entonces el concepto de la vida eterna está siempre presente. Así pues, si una persona ya no teme a la muerte, entonces, ¿a qué le teme? No le teme al ostracismo público. No le teme a la reprobación social. No le teme a ser ni famoso ni desconocido. Entonces, ¿cuáles son esas tres cosas? ¿Qué son? No tener pasado, una actitud virgen, y vida eterna. En resumen: ni muerte ni miedo. Eso es lo que conforma a un Cristo. La conciencia del iniciado, la nueva actitud, dice: «Por fin, estoy encontrando mi salvación, porque, en verdad, ha estado dentro de mí todo este tiempo. Esta opresión que siento, yo sé de dónde viene». Y si no lo sabes, sopla esa opresión, y la próxima secuencia de la imagen aparecerá hasta que la respuesta solitaria se vislumbre ante ti. Y todo lo que tienes que hacer es traerla ante ti; traerla. ¿Por qué? Tráela y aparecerá como algo mágico en tu vida, en forma de personas del pasado, del presente; en forma de cosas, en forma de una carta, una palabra. Aparecerá, y entonces estarás iluminado. Y cuando veas esto con una nueva conciencia dirás: «¡ Ah! Por fin soy libre, pues ahora entiendo». Y con esa gloria y un gran grito, se consume en sabiduría, y la conciencia se limpiará para siempre del drama eterno.  
 Tomar la responsabilidad de nuestra vida no es una medida simple, te lo aseguro, pero es la parte espiritual más valerosa quien lo hace, sin importar lo doloroso que pueda ser. ¿Y sabes qué es el dolor? Es el regreso a casa del hijo pródigo de la energía. A esto lo llamamos, entonces, la noche oscura del alma. Todo ese sufrimiento está ahora sobre nuestras espaldas, porque es energía que regresa a la fuente. Pero a través de ese sufrimiento nos purificamos, porque una vez que la energía traspasa la barrera del cuerpo emocional —y el cuerpo emocional se perturba y se agita, y el corazón late muy rápido, se corta la respiración y las lágrimas empiezan a correr—, eso significa que la energía esta regresando y pasa a través de la barrera del cuerpo emocional, causando una tormenta. Y tienes que vivir en medio de la tormenta. Es la naturaleza del hijo que regresa a casa. Y cuando cesa la tormenta, la energía —que ha sido purificada a través del cuerpo emocional— ha regresado después de un ciclo completo, y su regreso a casa es un ingrediente necesario para definir el Yo, aquello que somos. Y es difícil permanecer en la noche oscura del alma sin un estímulo para salir de ella. Pero ¿por qué querrías salir de ahí? Se trata de tirar de esa energía que está en esos lugares dolorosos, lo que debe pasar por tu cuerpo emocional. Ahí es donde está el verdadero sufrimiento, pero es también donde está la purificación. Mitigarlo o deshacerse de ello sería negarse a uno mismo la purificación, y por lo tanto, la sabiduría.
Entonces, cuando estamos en la luz, comenzamos a ver cómo nuestras intenciones han afectado profundamente a todos, y cómo, si tenemos motivos ulteriores de cualquier tipo en cualquiera de nuestros actos, siempre esos motivos ulteriores son el crimen que domina y somete. Motivo ulterior —ulterior, el motivo real detrás de cada acción— ahí es donde se nos juzga. Nunca se nos juzga por lo superficial; se nos pesa y se nos juzga por nuestro motivo ulterior; el ulterior. Es por eso que ser impecable es una asignación tan importante Para el estudiante. ¡Sé impecable! No tengas un motivo ulterior. Si lo tienes, deshazte de todas las florituras y échale un vistazo. Eso es lo que tenemos que refinar, no las florituras, sino el motivo ulterior detrás de nuestras acciones. Ser impecable es vivir desde ese lugar ulterior, porque ese es el motor de nuestra vida y el motor que hay detrás de cada cosa que hacemos.¿Y qué tan común es esto? Bueno, aquí hay un ejemplo común: ser bueno con alguien, excepcionalmente amable con alguien, y no es por el hecho de ser considerado; implica un motivo ulterior. Ahora, todos vosotros habéis hecho eso, y el motivo ulterior es que queréis algo de esa persona. Lo quieres; ya sea una relación en cualquiera de los niveles, o que te dé alguna cosa. Y, normalmente, lo que realmente quieres es el motivo ulterior, y usamos la amabilidad como la carroza para obtenerlo.
Entonces, ahora entiendes el motivo ulterior, ¿no es así? La complicación en una revisión en la luz es que es el motivo ulterior lo que nosotros, como personalidad, llegamos a experimentar. El engaño es lo que experimentamos como el objeto de nuestro motivo ulterior, y el engaño es la intención que no es impecable.
 RAMTHA