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martes, 19 de junio de 2012

LA CRISIS ESPIRITUAL

 Los "síntomas" de una crisis espiritual son casi idénticos a los de una crisis psíquica. De hecho, dado que una crisis espiritual afecta a la psique, un "místico principiante" podría no percatarse de que sufre una crisis de naturaleza espiritual y creer que su dilema es psicológico. Sin embargo, los síntomas de una crisis espiritual son claros y de tres tipos.
Generalmente, la crisis comienza con una sensación de ausencia de sentido y finalidad, que la persona no puede remediar simplemente barajando los componentes externos de su vida. El anhelo es mucho más profundo, no lo puede satisfacer un aumento de salario o una promoción, ni un matrimonio o una nueva relación. Las soluciones corrientes no ofrecen ningún atractivo. Por supuesto, hay personas que nunca han encontrado sentido ni finalidad a su vida, pero probablemente estas personas esperan, equivocadamente, que la vida les deje el "sentido" en la puerta. Las quejas continuas y la falta de ambición no indican que se haya producido una crisis espiritual. Las personas que padecen una crisis espiritual tienen la sensación de que algo está tratando de despertar en su interior, pero no saben verlo.

Sentir miedos nuevos y raros es el segundo síntoma de una crisis espiritual. Estos miedos no son corrientes, como lo son el miedo al abandono y a envejecer, sino que producen la sensación de estar desconectándose de la propia identidad. "Ya no sé muy bien quién soy ni lo que deseo de la vida" es una expresión común de la persona saturada de la energía del séptimo chakra.

El tercer síntoma es la necesidad de experimentar devoción por algo superior a uno. Los innumerables libros actuales de psicología, que explican las necesidades humanas, rara vez hablan de nuestra necesidad fundamental de devoción; sin embargo, necesitamos, biológica y energéticamente, estar en contacto con una fuente de poder que trasciende las limitaciones y confusiones humanas. Necesitamos comunicarnos con una fuente de milagros y esperanza. La devoción entrega una parte de nuestra conciencia a nuestro yo inconsciente eterno, el que a su vez nos conecta directamente con una presencia divina. Incluso encuentros breves y fugaces con esa presencia y su infinito poder ayudan a nuestra conciencia a liberarse de sus miedos, y el poder humano deja de gobernar nuestra atención.

La ausencia de sentido, la pérdida de identidad y la necesidad de devoción son los tres síntomas más fuertes que indican que la persona ha entrado en la "noche oscura". Ciertamente estas características son similares a los dilemas psíquicos comunes que experimenta la gente. Sin embargo, cuando su origen es espiritual, uno no tiene motivos para culpar a otras personas de causarle la crisis. Se da cuenta de que la causa de su crisis está en su interior. La insuficiencia de los componentes externos de la vida de la persona es la consecuencia de la crisis espiritual, no la causa.

Un buen director espiritual puede ayudar a la persona a pasar por esa "noche oscura", muchos de cuyos retos suponen enfrentarse a intensos problemas psíquicos. La psicoterapia estándar buscaría la causa analizando las pautas negativas en sus relaciones desde la infancia hacia delante. Si bien también resulta muy útil identificar esas pautas negativas en la orientación espiritual, el director espiritual investiga, prioritariamente, el contendido del dialogo interior de la persona respeto a asuntos del espíritu.

 Al principio esa reorganización le hará sentirse peor, cuando esté experimentando la "noche oscura del alma", durante la cual llegará a conocer los contenidos de su mente y corazón, enfrentará sus miedos y creencias, explorará conscientemente su lado oscuro y desafiará a los falsos dioses que no renunciarán a su autoridad sobre su psique humana sin dar batalla. La enfermedad suele ser catalizadora de la transformación espiritual y de la "noche oscura".
Para resistir se necesita fe, oración y, si es posible, un director espiritual. Si te resulta imposible encontrarlo, busca apoyo en la lectura espiritual. Encontrar a una persona que entienda la naturaleza del viaje es algo similar a buscar un bote salvavidas.

Lleva un diario, anota tus pensamientos y oraciones y por encima de todo afírmate en la verdad de que todas las noches oscuras acaban con una luz que ilumina un nuevo camino.
Adopta una forma de oración y meditación diaria con la que te sientas a gusto. La devoción -no la obsesión- es una fuerza extraordinariamente sanadora y consoladora.

Caroline Myss

*Reflexión*

Cuando el espíritu se quiebra, surge un profundo conflicto en el alma y caminas mas allá del temor donde la angustia, las dudas y los miedos se aferran a tí.

Has de pasar por ese camino y sin resistencia reconocer tu dolor.

La paciencia y la humildad te ayudarán a irte desprendiendo de tu ego dejando que tu alma vuelva al estado puro, fluirás como el agua dirigiéndote a la Fuente Creadora, a la Fuente Divina, al Manantial del Amor de Dios y la Luz renacerá en tí.

Tu ser interior despertará transformado en la liberación de la luz, para que entres en el mundo con una nueva visión y poder que va mas allá del tiempo y del espacio en busca de la Verdad Sagrada.

sábado, 2 de junio de 2012

ELEGIR UNA IDENTIDAD ALINEADA CON EL AMOR


Elegir una Identidad Alineada con el Amor y la Abundancia del Espíritu
por DL Zeta
Siempre somos libres de elegir una identidad propia que esté experimentando paz y alegría – independientemente de las circunstancias de nuestro pasado. Somos libres de elegir una identidad alineada con nuestras visiones más elevadas. Para poder asumir plenamente una identidad positiva y empoderada, podrían tener que experimentar el proceso de “soltar identidades pasadas limitantes y negativas”.
A medida que emprendan este proceso transicional de soltar identidades pasadas limitantes o negativas, podrían serles útiles algunos o todos los pasos siguientes:

1) Dense permiso para retirarse de todas las realidades o interacciones asociadas con viejas identidades limitantes o negativas. Incluso si tienen personas cercanas que todavía están “involucradas” con su vieja identidad, ustedes pueden elegir nuevas formas de interactuar con ellas que estén alineadas con su nueva identidad. Podría ser necesario durante un tiempo limitar su interacción hasta que estén firmemente alineados y centrados en su nueva identidad. Con el tiempo, los demás aprenderán a interactuar con la perspectiva de su nueva identidad.

2) Permitan y den la bienvenida a los cambios que su nueva identidad traiga a su vida. Comprendan que un cambio de identidad a menudo equivale a un cambio de vibración. De acuerdo con la Ley de Atracción, un cambio de vibración en realidad desmagnetiza algunas conexiones en su vida, a la vez que magnetiza otras nuevas. Si cambian a una nueva identidad, puede que se encuentren atraídos a una nueva profesión, un nuevo curso de estudios, nuevos amigos, actividades, una nueva dieta y régimen de ejercicio, u otras formas nuevas de ser.

3) Ábranse a explorar nuevas áreas de experiencia y expresión. Cuando pasan por un “cambio de identidad”, se alinean más estrechamente con aspectos nuevos y anteriormente desconocidos de ustedes mismos. Es por eso que eligen experimentar nuevas identidades en primer lugar – para aprender sobre sí mismos y acceder a nuevos ámbitos de experiencia. Es probable que su nueva identidad los ponga en resonancia con talentos y habilidades que han adquirido a través de su arco de vidas, pero que no han descubierto aún en su vida presente. A medida que estos nuevos talentos se revelen, sigan su emoción y pasión para explorar cualquier ámbito de experiencia y de expresión al que se sientan atraídos.

4) Permítanse abrazar y aceptar los tiempos de incertidumbre. Los tiempos de transición y cambio no tienen que ser tiempos de depresión y ansiedad. Más bien, pueden ser tiempos de gran expectativa y alegría, tiempos llenos de abundantes oportunidades para remodelar su realidad y percibir y adoptar nuevas formas de ser.

5) Afirmen que al abrirse y recibir la abundancia del universo, son infinitamente más capaces de ayudar a los demás, incluso las personas más cercanas a ustedes que en un principio podrían sentirse amenazadas o molestas por los cambios que están haciendo.

6) Incluyan en su identidad transicional (y en todas sus identidades futuras) un componente sabio y sustentador, que ama y sabe cómo llevar cada aspecto de su ser hacia un lugar de sanación. Esta presencia sustentadora podría representar la esencia de una guía sabia y amorosa que es un aspecto de su yo superior. Siempre que voces viejas les digan que están condenados a repetir los dolorosos patrones del pasado, inviten a este aspecto sustentador de su conciencia a sentarse con las partes de su yo que están repitiendo “cintas viejas”. Este aspecto sustentador de su nueva identidad puede dialogar con estos aspectos más viejos de su conciencia, o simplemente sentarse con ellos, irradiando amor y comprensión.

7) Expandan su conciencia y sus creencias para abrazar la idea de que las “identidades” están diseñadas para ser cambiadas, soltadas y adoptadas en cualquier forma que sea necesaria para que puedan crecer y progresar a lo largo de su vida. Así como cada generación que encarna en el plano de la Tierra agrega, mejora y sana la conciencia y las creaciones de la generación anterior, cada nueva identidad agrega, mejora y sana a las identidades que le precedieron. Del mismo modo, cada identidad establece un cimiento y crea las causas de nuevas identidades que expanden la conciencia en nuevas y excitantes direcciones.

8) Aprendan a programar las características deseadas en todas sus nuevas identidades a través de la intención, la voluntad y el deseo. Puede que ya tengan en mente las características que les gustaría adoptar. Podrían desear ser más intuitivos, más creativos, más compasivos, más generosos, más perceptivos, etc. También podrían elegir adoptar características de personas que admiran, o características de personas sobre las que han leído. Expandan su repertorio de cualidades deseadas convirtiéndose en observadores. Observen a su mundo, encuentren lo que se siente apacible y entero. Observen personas que admiran, que irradian una vibración apacible y amorosa. Estudien las identidades de gente creativa y expansiva que conozcan, estudien biografías de aquellos a quienes admiran y desean emular. ¿Qué creen estas personas sobre sí mismas? Encuentren palabras para describir las características de aquellos a quienes admiran. Describan para sí mismos la naturaleza de su identidad. ¿Cómo difiere de la de ustedes? ¿Cómo se parecen?

9) Absténganse de juzgar las experiencias pasadas que pueden considerar “oscuras”. Abracen todas sus experiencias, teniendo en cuenta que la medida de la oscuridad siempre equivale a la medida de la luz. Aprendan a apreciar y expresar gratitud por todas sus experiencias, por la profundidad de comprensión que les han dado. De esta manera, pueden transformar cualquier circunstancia en una oportunidad feliz de crecimiento y transformación.

Elegir una Identidad Alineada con la Alegría y la Paz.
Una vez que hayan soltado las identidades limitantes y negativas, son libres para alinearse con la versión de ustedes mismos que está viviendo una línea de tiempo de alegría y paz. De la misma manera que previamente pueden haberse visto a sí mismos como “alguien que experimenta dolor y dificultad”, ahora pueden elegir verse a sí mismos como “alguien que experimenta alegría y paz”. Pueden elegir adoptar la identidad de “el que ama y es amado”, o “el que es abundante y generoso”, o incluso como alguien que es “extáticamente creativo y da origen a grandes obras de arte y otras formas de expresión que ayudan a animar y liberar a la conciencia humana”.
Elegir una Identidad Alineada con sus Visiones Más Elevadas.

Es posible mantener una visión para su vida año tras año sin verla manifestarse en su realidad física. Muchas personas se mantienen en un lugar de juicio, sintiendo que debe haber algo “malo” cuando sus sueños parecen eludirlos. No hay nada “malo”, aunque podrían tener que ajustar su perspectiva para manifestar su visión. Vamos a ofrecer aquí algunas ideas sobre cómo pueden transformar esta circunstancia.

Una de las razones más comunes por las que la gente no manifiesta sus sueños es que su “identidad” actual no está alineada con su visión más elevada. Si la visión que su yo superior les trae es que son un sanador energético, pero su identidad actual es que son empleados en un restaurante de comida rápida, tienen algunos cambios que hacer en su identidad.

Mientras el yo con el que se identifiquen con más fuerza sea enormemente diferente del yo que está experimentando su visión más elevada, pasarán sus días con la sensación de estar “mirando desde afuera”, con sus deseos más profundos perpetuamente fuera de su alcance. Esto no tiene que ser así. Haciendo un simple ajuste en perspectiva, pueden comenzar a vivir su visión más elevada dentro de su momento presente. Al identificarse con cualquier cosa que elijan traer a su realidad, la hacen “real” en su mundo.

Ofrecemos aquí un proceso para adoptar una nueva identidad propia alineada con su visión más elevada.

1) Entren en un estado tranquilo y meditativo. Permitan que la visión más elevada para su vida venga a su mente. Mantengan esta visión en un enfoque constante, viéndola con tanto detalle como sea posible. Sientan cómo es estar experimentando esta realidad. ¿Cómo se ve? ¿Cómo están interactuando con las personas que los rodean? ¿En qué actividades participan?

2) Pregúntense a sí mismos: ¿Quién es el yo que experimenta esta realidad? ¿Cómo es diferente este yo de su yo en el momento presente? ¿Qué tendrían que creer para ser este yo que está experimentando su visión más elevada? ¿Cómo difieren estas creencias de las creencias de su momento presente?

3) Observen las diferencias entre este yo y su yo en el momento presente. Vayan y vengan entre el yo que experimenta su visión más elevada y su yo en el momento presente. Adéntrense de lleno en el estado emocional de cada yo, observando a cada uno en detalle. Continúen trabajando con el proceso de ir y venir entre los dos hasta que tengan una clara comprensión de sus diferencias, sus semejanzas o puntos de armonización, y puedan moverse con facilidad entre los dos.

4) Establezcan su intención de adoptar el yo que está experimentando su visión más elevada como su identidad propia. Permitan que esta identidad se convierta en su yo de enfoque.

5) Con el transcurrir de sus días, permitan que esta nueva identidad impregne sus acciones. Observen sus pensamientos. Observen cómo se relacionan con el mundo desde la perspectiva de esta nueva identidad.



Éste es un proceso que pueden utilizar una y otra vez conforme su visión más elevada continúe creciendo y evolucionando en su viaje de devenir.
Extracto de “Cambios de Líneas de Tiempos y de Identidad: La Nueva Ciencia de la Creación de la Realidad” por DL Zeta. Para mayor información, visite www.celestialvision.org
Estos y otros artículos de interés pueden ser descargados en archivo Word desde el sitio creado en http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm para ARTÍCULOS DE INTERÉS

lunes, 28 de mayo de 2012

LAS ENSEÑANZAS SON UNA AMENAZA PARA NUESTRA PERSONALIDAD


Realmente necesitas algo de ayuda, pues no tienes fe en este trabajo. Lo echaste a perder, lo aceptaste sólo hasta el punto en que no avergonzara, rebajara o em­pequeñeciera tu identidad individual. Y al hacer eso, la identidad fue más importante que el Espíritu Santo.

Cuando necesitas las enseñanzas, no tienes fe en ellas, porque no las aplicas. Así que en definitiva, lo que debemos considerar es por qué pides algo que no te mereces. No te mereces el Espíritu Santo ni te me­reces la resolución; tampoco eres digno de caminar sobre el agua, sobre ese río turbulento que va a permi­tirnos dar el paso de nuestra humanidad a nuestro es­píritu.

No existe ningún otro lugar —y te ruego que vayas y encuentres uno, si piensas que me equivoco— que hubiera podido transmitirte enseñanzas y disciplinas tan magníficas, con una gracia, fortaleza y tenacidad tan absolutas como las que se te han ofrecido aquí. Pero parece que tú consideras las enseñanzas como una amenaza física. Lo son. Son una amenaza para la per­sonalidad. Cuando la personalidad necesita derramar su semilla, tener sus orgasmos, llenarse la barriga, ali­sarse el cabello, y ponerse sus ropas finas, las enseñanzas se interponen en su camino. Todo esto son reacciones sensuales, y cuántas más reacciones sensuales tenga­mos, más hermosos somos o más aceptables. Así es jus­tamente como funciona.

Consideras a las enseñanzas como una amenaza; pues bien, lo son, porque te piden que reemplaces este ego alterado con el reino del cielo. Cuando lo adora­ban por los milagros que realizaba, Yeshua ben José decía: «No he sido yo quien ha hecho esto». Lo que estaba diciendo era: «No he sido yo, Yeshua ben José, quien ha hecho esto. No veneréis mi ego alterado. No veneréis mi rostro ni mis pies. No veneréis mis vesti­duras. ¿No entendéis? Fue el Padre celestial que vive en mí quien lo hizo. Yo no soy nada». Nunca se adju­dicó el mérito por su obras, siempre se lo dio a Dios, y al hacer eso, pasó una prueba que tú nunca enfrenta­rás en esta vida, porque no tienes las agallas de decir «es mi Dios quien lo ha hecho», pues es demasiado difícil quitarle el mérito a tu personalidad; demasiado tentador. Supongo que esa es la diferencia y el motivo de que los maestros no residan entre vosotros. Lo úni­co que recibimos en la vida es aquello que somos. Sólo manifestamos en nuestra vida aquello que es igual a lo que somos. Esa es la ley; sin excepciones y sin prejui­cios. Obtienes todo lo que deseas y, por desgracia, de­seas lo que es perecedero. Yo me esfuerzo por enseñarte acerca de lo imperecedero.

Muchos de vosotros habéis hecho milagros, ¿pero es eso suficiente como para que te cruces de brazos el resto de tus días? «Bueno, fui capaz de hacer esto. Hace dos años hice aquello, hice lo otro.» ¿Vas a vivir a cuen­ta de esa reputación? ¿Acaso disculpa, de alguna ma­nera, tu conducta de hoy? ¿Y por qué hoy no puedes librarte de tu dolor de cabeza? El hecho de que el año pasado hayas obrado un milagro, ¿es motivo para que pases por alto el problema que creaste hoy? La reputa­ción no va a resolverte la vida. Se trata de vivirlo a cada instante del presente divino.
No puedo enseñarle a nadie que insista en oír sólo lo que le interesa oír. Yo puedo enseñarles a aquellos que despiertan y comprenden que el verdadero proble­ma de su vida es que han recibido una gran cantidad de sabiduría, y que no sólo la escucharon verbalmente, sino que se les dio la libertad de llevarla a la prácti­ca. Y muchos tienen el mérito de haber podido hacer­lo y de haberse probado a sí mismos que la enseñanza no es una filosofía, sino una verdad.

Yo podría sentarme a llorar durante otros 35.000 años, porque la mayor travesía en la que me he embar­cado ha sido regresar para conseguir que realices ese único y pequeño milagro: la verdad. Y si eso no fun­ciona, entonces nada va a funcionar. No se trata de que yo sea Ramtha o que no lo sea, sino de que yo te enseñé a obrar lo milagroso, y tú lo hiciste. ¿No hace eso que nos preguntemos cuánto más hay ahí? Ese pe­queño milagro, esos dos pequeños milagros, esos dos niveles de verdad son como plumas en el viento en lo que respecta a la personalidad, porque la personalidad puede negar, rechazar y razonar lo milagroso en sus propios y sórdidos términos de lógica. Les ha pasado a los mejores de vosotros. ¿Recuerdas el dicho que dice «los últimos serán los primeros y los primeros serán últimos»? Es totalmente cierto.

En algún lugar dentro de cada uno de vosotros debe nacer, tal como nació en mí, la idea de que debe exis­tir algo mejor que mi vida. Yo tuve mucho tiempo para pensar en eso durante los siete años que pasé en la roca. Yo me senté y sufrí durante siete años. Y te diré algo que deberías considerar digno de atención: yo creé mi propia traición porque en una sola ocasión no uti­licé mi sabiduría. ¿Cuántas veces al día no usas tu sa­biduría? ¿Hace falta que te señale el abuso que le infliges a tu vida por no usar la sabiduría que tienes en algún lugar dentro de ti y que obtuviste un asombroso día?

Los primeros años estaba lleno de ira y amargura; lleno de resentimiento y de odio. Estaba resentido con todos y odiaba a todos. Yo era la víctima por excelen­cia. Como era el líder, sufrí una gran caída desde mi inmortalidad, la leyenda que yo era. Imagínate eso. Yo sé por qué no haces cosas que amenacen tu imagen, pues yo también lo hice; sé lo que se siente. Yo estaba resentido, lleno de odio, y sin embargo, no podía ha­cer nada al respecto. Así que siéntate allí, Ramtha, y resiéntete y odia un poco más; sólo estás creando el día siguiente que te va a herir todavía más, y vas a sentirte peor. Y después de un tiempo, me harté de sentirme peor. ¿Sabes por qué estaba resentido? Por haberme caído de mi imagen, y a eso súmale la herida. Yo estaba resentido por eso. Pero no podía hacer nada al respecto, después de todo, yo había creado las cir­cunstancias de mi propia caída. Así como tú conti­núas creando las circunstancias que vuelven a presentarse en tu vida, así lo hice yo.

Aquel pájaro nocturno me enseñó más de lo que había aprendido en toda mi vida. Era mi compañero único y verdadero. A él no le importaba que yo fuera el Ram, nada más no hagas ningún ruido, no sea que despiertes a los pichones. Después de un tiempo obe­decí eso. Yo estaba en su territorio; ellos no estaban en el mío. ¡Qué interesante!
¿Sabes en qué consiste el resentimiento? En tratar de volver al pasado. Existe una cualidad primitiva en la personalidad con respecto a querer volver a su pasa­do. Es primitiva hasta el punto en que continúas re­gresando a las cosas que te resultan familiares, formas de pensamiento familiares, modos de pensar que son familiares. Es un elemento primitivo en ti. Yo lo sé; estaba en mí.

Déjame decirte cómo es. Continúas reafirmando tu pasado porque elegiste hacerlo. Por eso se interpo­ne en el camino de lo milagroso en tu vida, porque lo milagroso, con su luminosidad, debe atravesar las som­bras de tu personalidad. Regresar al pasado sería para mí como regresar a la última ciudad que he arrasado, reconstruirla y volverla a destruir, luego pensar acerca de eso, regresar y hacerlo otra vez. El pasado para mi -igual que lo que tú haces todos los días— sería tratar de volver a Onai, erigirla, regresarla a la posición donde estaba, dedicar todo mi tiempo a reconstruirla, piedra por piedra —y ni qué hablar, por supuesto, de resucitar a la gente de entre los muertos—, volverla a construir para hacer que me sometiera una vez más.

¿Por qué querría resucitar al guerrero que me escu­pió en los ojos? ¿Por qué querría resucitar al sátrapa que deshonró a mi hermano? ¿Por qué querría hacer eso? Tú dices que tú no lo harías, pero yo te digo, ¿no es eso lo que haces? ¿No reconstruyes tu pasado una y otra vez? Lo haces. Dices que los rostros han cambia­do, pero yo te digo que no sería diferente si yo me fue­ra a otro plano, arrebatara a las personas que maté de la vida en la que están actualmente, y ellas desapare­cieran y regresaran al pasado. Lo único que estás ha­ciendo es reciclar los mismos rostros de siempre. Eso es lo único que haces. Simplemente tienen puesta una máscara diferente.

Todavía no se te ha ocurrido realmente —excepto a aquellos que puedo contar con una sola mano y que me sobren dedos— que para mí la realidad comienza en la mente. No sucede en lo físico; eso no es realidad. Esa es la diferencia con las personas que están atasca­das en los escollos de un río turbulento. Su realidad es el río turbulento.
Cruzar el río es traicionero              
Para los seres que han vivido su vida en comunión con toda la vida, su realidad no es una única cosa es­pecífica, sino la comunión de la vida misma, que está aquí. Si yo te dijera que no se trata de lo que haces, sino de lo que piensas, entonces eso respaldaría, en pocas palabras, la enseñanza de que conciencia y ener­gía crean la realidad. Si lo hubieras pensado, ya lo ha­brías hecho.

¿Cómo ponemos esa declaración en el contexto de lo milagroso? Lo que piensas en tu cerebro siempre se manifiesta. Yo lo llamo pensamiento común. El pen­samiento común es el pensamiento más poderoso de todos, porque no encuentra objeciones; se le permite ser. Lo milagroso requiere nuestro trabajo: subir la ener­gía más allá de nuestros tres primeros sellos, debemos sentarnos y hacerlo. Es traicionero, porque quizá esta­mos cansados, puede que sea tarde, tal vez estemos en la cama, o podríamos estar con alguna prostituta. Así que siempre es traicionero; cruzar el río es traicionero. Pero esto es lo que pasa. Tu pasado fue como mi pasa­do, yo me apoyaba sobre los hombros de mis conquis­tas, pero cuando desaparecieron, me quedé sin hombros en los que apoyarme. Ese era mi pensamiento común.

Tu pensamiento común es tu ego alterado, por eso se sigue manifestando, y por eso tenemos que trabajar tan arduamente para que el Espíritu Santo esté activo en nuestra vida. Decimos que es un trabajo arduo. Sí, lo es, porque aún no te has apropiado de estas pala­bras. Estos pensamientos transmitidos abiertamente y con elocuencia aún no son tus pensamientos. Tú no piensas como yo. Incluso en el cerebro de esta mujer yo pienso como un Dios, uso el cerebro como un Dios. ¿De qué otra manera explicas esas horas de orienta­ción fluida? Esa es la mente de Dios que fluye a través de un cerebro humano, a la cual podrías criticar fácil­mente, pero no puedes negar que está fluyendo. Te es­toy dando una demostración del pensamiento común, fluye desde mí de manera ilimitada. Ni siquiera pue­des sostener una conversación conmigo. Tu pasado está reforzado por lo común de tu personalidad, y lo mila­groso aún no es parte de tus pensamientos. No piensas como Dios, por lo tanto, no puedes vivir como Dios.

No se trata de lo que haces: se trata de lo piensas. Y como tu profesor te digo que para mí tus pensamien­tos son realidad. No me importa lo que hagas después, es insignificante. El punto de realidad se creó en tu cerebro, y tú contemplaste el pensamiento. Eres un tonto si crees que esos pensamientos no están expuestos
 a todo el mundo del plano de la luz y más allá. Eres un tonto si piensas que son privados, pues no lo son.
La divinidad fingida sólo te conducirá a la tumba, y habrás perdido un cuerpo que te permite realizar las maravillosas obras del reino del cielo. Retomo mi pre­gunta: ¿por qué le temes tanto a tu personalidad? ¿Por qué piensas que si eres un ser divino vas a perder vida? ¡Qué tontería tan absurda!

Y no te excuses diciendo: «Soy joven». Esa no es una excusa. La juventud ofrece la mayor reserva de energía para la consumación del Cristo en la materia. Cuando envejeces, se hace difícil eliminar el dolor de tus huesos, porque gran parte de tu vida emocional ahora está en ellos. Es aún más difícil cuando ya no eres tan viril como para encontrar la energía hormo­nal que ha perdido el cuerpo, para resucitarla en una clase de pasión que conocías sólo cuando eras joven e imprudente. Todos piensan que son indestructibles cuando son jóvenes. Son las hormonas las que te ha­cen pensar así, pero se abusa de ellas, no se las usa.

¿Cuál es la recompensa? El reino de los cielos. ¿Y qué significará eso? Significa que la mente se coloca en el altar de Dios, y se coloca allí para que Dios sim­plemente la tome y la utilice como un instrumento para crear el paraíso. Cuando lleguemos a ese punto, debemos depositar una pesada carga en ese altar, lo que no es fácil, pues es difícil dejar a un lado nuestras enfermedades, ya que han constituido nuestra perso­nalidad. Es difícil dejar a un lado nuestra sexualidad, pues nos ha causado problemas que le han dado senti­do a nuestra vida. Los problemas son siempre una ra­zón para vivir.

Es difícil dejar a un lado la sexualidad. Es difícil dejar a un lado la identidad femenina, porque te ha hecho llegar muy lejos en la vida. Pero yo te digo que un día no te llevará a ninguna parte. Es muy difícil dejar a un lado la identidad masculina, porque enton­ces piensas que te pierdes la juventud. Te pido que te plantees conmigo, ¿hay algo que hayas hecho que no continúes haciendo? Consideremos tus hábitos, ¿cuán­do tienes suficiente? Tienes suficiente cuando lo has hecho una vez, pero si eso no basta, te pido que razo­nes conmigo —muéstrame tu lógica, yo te escucha­ré—, ¿cómo es que la redundancia de esa actividad de tu vida podría ser superior a la vida de una maestro? No lo es.
¿Significa que tienes miedo de que no te quieran? Si te aferras al amor por medio de tu cuerpo, tu apa­riencia, tu juventud, o lo que sea que te haya funcio­nado —lo que ha hecho que esas personas estén en tu vida—, si temes perder eso por el reino de los cielos, entonces no eres digno del reino de los cielos y te has rodeado de las personas equivocadas en tu vida. Si lle­vamos eso un poco más lejos, yo diría que tus pensa­mientos las han creado a todas ellas, así que tus pensamientos están equivocados, pues pienses lo que pienses en tu cerebro, debe consumarse aquí, en los rostros de cada persona de tu vida.

Es mucho lo que hay que poner en el altar. Es mu­cho lo que supone confiar en Dios. Pero Dios no se tra­ta de confiar; se trata de ser. La confianza existe sólo cuando estás separado de algo. Nunca puedes descon­fiar de ti mismo, eso sólo ocurre cuando estás separado de ti; y tú estás separado. Nadie puede desconfiar nun­ca de sí mismo, porque siempre vive aquello que es su yo, ya sea el humano o el Dios. Jamás puedes descon­fiar de lo que eres. Puedes predecir lo que serás por tus pensamientos, pero cuando se trata de otra persona, eso es un signo de separación, es un acto de confianza. En Dios no existe el confiar; sólo existe el ser.

Así es como es. En mi larga carrera, no sé cómo decirte de manera más sencilla que has elegido tus pen­samientos, y que eliges pensarlos cada día como pen­samiento común. Entiende esto: no debería haber sorpresas en tu vida, porque no hay nada que suceda en tu vida que primero no hayas pensado, contempla­do y fantaseado como pensamiento común, el pensa­miento más poderoso de todos. No me mires y digas: «Fui inocente de esto». No lo fuiste. Decláralo abier­tamente. Eres un creador, y atribúyete el mérito por eso, pues tú has tenido la fantasía, tú contemplaste el pensamiento, le diste vueltas en tu cabeza, conspiras­te, manipulaste, fuiste astuto, y ahora lo has consegui­do con todas esas complejidades. ¿De qué manera más sencilla lo puedo decir?

Yo estaría totalmente fuera de lugar si te dijera que estas son las enseñanzas más elevadas que hayan exis­tido, sin que tú las demostraras por ti mismo. Pero como tú has sido lo milagroso en esos espléndidos momen­tos, yo estoy aquí para decirte que funcionan, y que funcionan para todo el mundo.
Depositas mucho en el altar de Dios, pero cuando cruces el río verás que no fue nada. Todos vais a cruzar el río, porque todos vais a morir. Cuando cruces y es­tés fuera de este cuerpo —y fuera de esta red neuronal atascada en sus hábitos— y eches una mirada hacia atrás, vas a entender lo que te estoy diciendo. Tal vez haga falta otra de estas vidas para que llegues a verlo.

Algunos piensan que yo no te dejo en paz. Es ver­dad, no te dejo en paz. ¿Y por qué debería hacerlo? Soy tu profesor. Te estoy diciendo lo que ningún otro puede decirte, ni siquiera tus mejores amigos, pues ell0s nunca te dicen nada; siempre te dicen lo que les bene­ficia a ellos.

Vas a tener que reemplazar tu mente pertenecien­te al mundo popular del ego alterado, sus idas y veni­das, sus imágenes, sus expectativas. Vas a tener que reemplazar algo de ese mundo con ser Dios, crear un mundo y hacer cambios en él. Entonces, cuando ca­minas por el mercado sabes que lo has afectado en vez de estar ahí sólo para pasar un buen rato. El mejor de los tiempos —y así es— es el no tiempo. Caminar por un mercado y que no haya tiempo significa que lo has cambiado. Ese es el mayor de todos los obsequios. El mercado jamás te hará pasar un tiempo mejor que el que tú vas a crear, te lo aseguro.

Si dices que eres seriamente un Dios de la Gran Obra, debes dedicar una parte de tu vida a ser ese Dios. Y eso no significa que tengas que pasearte en una larga túnica y propugnar palabras vacías. Significa que de­bes vivir su sustancia y ser recto.

RAMTHA

jueves, 10 de mayo de 2012

¿QUE ES REAL?


Bien, la realidad. ¿Qué es real? Es cuestión de opinión. Y es vuestra opinión lo que es real para vosotros e irreal para otra persona. Lo que es irreal para otra persona tiene sus causas en la falta de experiencia y en una conciencia que no ha sido expandida.
* * *Pensad en esto, en una forma abstracta: conciencia y energía, expandís vuestra conciencia al sacar un pensamiento de la mente desconocida y al proceder a darle vida. La energía crea, por lo tanto, a imagen de ese pensamiento, la realidad. Entonces habréis tenido la experiencia, entonces sabréis.
Hay tanto que no sabéis porque vuestra realidad se ha convertido en vuestra identidad. Y la identidad que tenéis ahora habla de lo bueno y lo malo; ella es lo que siempre inhibe la conciencia aventurera. Tenéis una identidad que está plagada de temor, fracaso y éxito. Tenéis una identidad que tenéis que cultivar, para expandir la conciencia ¡Tenéis que cuidar vuestra identidad! Así que toda vuestra energía se usa para mantener viva esa identidad y para proyectar una buena imagen de vosotros.
¡Hay tanto que no sabéis!
Pensad en un cielo nocturno y ved una estrella solitaria suspendida no muy lejos en el oriente. Imaginadla como si fuerais vosotros, elevándoos. Esa luz tiene que iluminar todo el vacío; tiene que crecer y crecer hasta que no haya más oscuridad, hasta que sólo exista la luz. La luz representa vuestra conciencia, y la oscuridad, el cielo, el espacio, el vacío, representan la mente desconocida; la aventura que espera ser sentida; la experiencia de la vida. Y vuestro deber es consumir, expandir, crecer en este plano de pensamiento y volverlo animado: ese es vuestro destino. Bien. La conciencia y la energía crean la esencia de la realidad.
Vuestras vidas son el resultado de cómo actuáis. Lo que hay dentro de vuestras vidas es el resultado de vuestra conciencia, porque vuestra energía es el sirviente de esa conciencia. Lo que queréis yace en forma abstracta en el vacío, listo para experimentarlo. Lo que sois ahora es vuestra realidad. Y lo que continuáis experimentando vez tras vez es experiencia reciclada. ¿Comprendéis? Algo muy aburrido.

RAMTHA