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domingo, 24 de junio de 2012

ILUMINAR EL MUNDO

Ahora estamos entrando en el mes de los milagros, y pronto abriremos el regalo de Janucá, llamado así por los kabbalistas porque no se requiere que hagamos casi nada.
Sencillamente, es un regalo. Todo lo que se requiere es el deseo y el conocimiento para recibirlo. En otras festividades, hay muchas oraciones, meditaciones y acciones físicas diseñadas para atraer la Luz.
 En Janucá, encendemos velas con muy pocas oraciones, y eso es todo. Esto es porque la Luz en Janucá es tan elevada y poderosa que no necesitamos hacer casi nada para poder atraerla.

Hay un relato sobre un gran kabbalista que les pedía a las personas que se le acercaban con sus problemas si podían escribir en un papel sus nombres y las dificultades que estaban enfrentando. Después, el sabio meditaba sobre lo que ellos habían escrito.

Un día, un hombre se le acercó al maestro con dos papeles: uno era su propio papel y el otro era un papel de parte de uno de sus amigos. Primero, él dio su propio papel, y el kabbalista lo vio y meditó en su nombre.

Seguidamente, el hombre le entregó el papel de su amigo. El kabbalista lo vio y dijo: “Veo que el alma de este hombre brilla con una Luz tremenda”. Él meditó en el nombre de su amigo y oró por él. Meses más tarde, el mismo hombre regresó a ver al kabbalista.
 Nuevamente, él le entregó su papel y el de su amigo al kabbalista para que éste meditara.

Pero cuando el kabbalista vio el nombre de su amigo esta vez, literalmente, lo arrojó de sus manos mientras gritó: “¿Cómo puedes traerme el nombre de este hombre? Es una persona muy negativa. ¡Ni siquiera quiero su nombre en mi casa!”.

El visitante contestó: “Estoy muy confundido. Hace unos meses, le entregué el nombre de la misma persona y usted me dijo que su alma estaba brillando con una Luz tremenda. ¿Ahora usted me dice que es una persona terriblemente negativa?”.
El kabbalista se quedó pensando por un momento, y luego dijo: “Entiendo lo que ocurrió. Hace unos meses, cuando viniste por primera vez con el nombre de esa persona, él estaba encendiendo las velas de Janucá”.

“Cuando una persona enciende las velas durante Janucá, no importa cuán negativa sea o cuántas acciones negativas haya realizado, la Luz de Janucá brilla en su alma. Desafortunadamente, tu amigo no continuó esa conexión con la Luz cuando Janucá terminó. Él la entregó. Ahora veo la verdadera oscuridad en su alma”.
 La lección para todos nosotros es entender el inmenso poder de Janucá y la Luz oculta que revela. Cuanto más apreciemos lo poderoso que ésta es y qué puede hacer, más podemos atraerla a nuestra vida.

Una vez que creamos en nuestro poder de ser un canal de la Luz del Creador, no hay nada que esté fuera de nuestro alcance. Ahora podemos atraer la Luz de Janucá para remover la voz negativa e insidiosa que nos dice que somos incapaces, que no podemos lograr cosas grandes.

Como explican los kabbalistas, cada uno de nosotros está destinado a ser un conducto ilimitado de la Luz del Creador. Encender las velas de Janucá nos muestra cuál es nuestro propósito en el mundo realmente. Es tener la Luz del Creador en nuestras vidas, en todo momento.

Es iluminar vela tras vela y, finalmente, alcanzar la eliminación de toda oscuridad para siempre.

Michael Berg es co-director del Centro de Kabbalah, así como autor, estudiante y maestro.

... "LA BELLEZA DE NUESTRA ALMA" ... "Abriendo la Puerta de los Milagros" ...

En términos kabbalísticos, el cuerpo es como la tierra, y el alma es la parte que tiene que ser cultivada y nutrida para ser fructífera. La única forma en que nuestra alma pueda dar frutos en este mundo, es si nos damos una oportunidad para escucharla. En otras palabras, necesitamos tomar la decisión pro-activa de conectar con aquella parte de nosotros que está más allá del aspecto físico, nuestra alma. 
 Lo que ocurre la mayor parte del tiempo, sin embargo, es que estamos tan ocupados haciendo cosas (trabajo, personas, negocios, familia) que no nos tomamos el tiempo para ver la belleza que está dentro, el tiempo para hablar con nuestra alma y preguntarle qué quiere de nosotros. 

 Leí dos historias inspiradoras esta semana. Una era sobre una joven mujer quien creó una librería para niños sin hogar para que pudieran leer antes de irse a la cama. La otra fue sobre una joven mujer de una comunidad de Somalia en Minnesota quien estableció una fundación para otorgar a otras personas de Somalia las mismas oportunidades educativas que ella había tenido. Ambas mujeres lograron ir más allá de ellas mismas para traer algo poderoso al mundo, que es esencialmente nuestra misión como seres humanos. 

 El creador no nos colocó aquí para simplemente vivir, reproducirnos y morir. Él dio a cada uno de nosotros un trabajo específico por hacer para transformar el mundo en un lugar mejor porque hemos vivido en él. Esto no quiere decir que tenemos que volvernos activistas o cambiar cada caso de caos que veamos. Lo que quiere decir, sin embargo, es que necesitamos nutrir ese algo especial dentro, en nuestra alma, que nos dé la habilidad de ir más allá de nuestra naturaleza. ¿Cuál es nuestra naturaleza? Pensar únicamente en nosotros mismos. 
 Curiosamente, la paradoja de la vida es que cuando pensamos sólo en nosotros mismos, nunca estamos satisfechos. Por ejemplo, pudimos haber comido la mejor comida del mundo y salir del restaurante y decir: “¡Wow! Éste fue un gran lugar para comer”. Pero preguntémonos a nosotros mismos a cerca de esta fabulosa comida un mes después y seguramente no la recordaremos. Pero si vamos a un restaurante con una amiga y le damos algo que la ayude, o quizás la amiga comparte algo con nosotros, puedes estar seguro que recordaremos esa comida. ¿Por qué? Porque hubo un compartir involucrado, y la razón por la que estamos aquí en esta vida es para practicar el compartir tanto en la forma grande como en la pequeña, así como la joven mujer sobre la que leí esta semana. 

 Nuestro trabajo es manifestar nuestra alma en este mundo físico. De lo contrario, no hay propósito para nuestra vida; de lo contrario, podríamos ser animales y no lo somos. No olvidemos que nuestro cuerpo es sólo una prenda, y que conectamos con la fuerza de la Luz sólo a través de la belleza de nuestra alma. 

Si te gustó por favor compártelo con un amigo.
Edición y Difusión: www.escuelaclaridad.com.ar 
Juan Angel Moliterni: an.ra.maitri@gmail.com 

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miércoles, 20 de junio de 2012

SEMILLAS DEL AYER

Resulta peculiar observar cómo la ciencia siempre acaba alcanzando a la Kabbalah. Muchos avances tecnológicos y científicos descubiertos durante las últimas seis décadas fueron enseñados, discutidos y escritos por los maestros de nuestro maestro. 

Si le dijeras a un científico noventa años atrás que una mariposa aleteando inicia un efecto dominó que puede provocar un tornado en una parte distinta del mundo, probablemente te miraría como su estuvieras loco. Hoy en día, la ciencia lo llama la Teoría del Caos. 

Pero esté probada o no, la idea de que la acción más pequeña puede crear un impacto en el mundo todavía resulta difícil de creer. Quizá seamos un poco egoístas en nuestra carrera profesional, y permanezcamos en nuestros trabajos fundamentalmente motivados por lo que obtenemos de éstos. Luego, de repente, hay problemas en nuestras relaciones en casa o con un amigo, y pensamos: "¡Esto no es culpa mía!". 
 Somos buenos compartimentando nuestras vidas, pensando que la forma en que nos comportamos en un área no tiene ningún efecto en la otra, pero la verdad es que en el reino espiritual no hay compartimentos. La ilusión de fragmentación sólo existe en la dimensión física. Todo está conectado. 

Esto es algo difícil de aceptar, pero la Luz nos asegura que vivimos en un sistema verdadero y justo. El problema es que cuando vienen los problemas, nos resulta casi imposible conectar los puntos. El sistema fue creado para que podamos tener una oportunidad en la que basar nuestra certeza en la Luz y no en nuestros cinco sentidos. 

Podemos mejorar nuestra capacidad para detectar la Ley Espiritual de Causa y Efecto en funcionamiento si mantenemos la conciencia de que en cada momento estamos plantando una semilla. Plantar semillas de egoísmo, celos o impaciencia nos traerá finalmente dificultades y conflictos. En cambio, plantar semillas con actos de compartir, tolerancia y amor incondicional… nos traerá plenitud. 

Esta semana intentemos ser más conscientes de lo que estamos entregando al universo. 

Aun las acciones de bondad más pequeñas pueden crear mucho amor en el mundo.

Todo lo mejor,
Yehuda

martes, 19 de junio de 2012

EL OCEANO DE LAGRIMAS

Uno de los regalos del mes de Cáncer es la capacidad de ser sensibles al dolor de otros. Usualmente, cuando vemos a otra persona sufriendo, intentamos ayudarlos un poco y luego nos detenemos. Nos decimos a nosotros mismos: “No hay mucho más que pueda hacer”. Sin embargo, cuando una persona acepta la responsabilidad de decir: “Hay algo que puedo hacer para aliviar el dolor y el sufrimiento en el mundo” y sale a confrontar el sufrimiento, entonces no hay límite para lo que es capaz de hacer o para cuánto pueda impulsarse a sí mismo.
Cuando era niño, había una historia que mi padre y maestro, el Rav Berg, a menudo nos contaba para mostrarnos la importancia de ser diligente en despertar compasión por el mundo.
El océano de lágrimas
Durante tiempos remotos, dos grandes maestros espirituales, que eran mejores amigos, hicieron un trato. Ellos acordaron que quien abandonara este mundo primero, regresaría a visitar al otro en un sueño o una visión; éste le contaría a su amigo dónde se encontraba y le revelaría los misterios de la vida después de la muerte.
Pasaron muchos años y uno de los maestros murió. Su amigo esperó confiadamente que éste apareciera como lo había prometido, pero pasaron muchas semanas sin ningún sueño o visión. Preocupado, el amigo decidió visitar al hijo del maestro fallecido.
“Teníamos un acuerdo”, le explicó al hijo. “Tu padre nunca rompería su palabra a menos que algo crucial haya ocurrido”.
El hijo dijo: “Estaba igual de preocupado porque también esperaba que mi padre me visitara. No obstante, sabiendo el arte secreto de transportar mi alma a los mundos superiores, anoche pude visitar a la Corte Celestial y preguntar qué había sido de mi padre”.
“Los ángeles contestaron: ‘Él estaba aquí, pero no se quedó. Siguió caminando’. Busqué en cada región del cielo y les pregunté a los ángeles si lo habían visto. En cada lugar, me dieron la misma respuesta: ‘Tu padre estuvo aquí, pero siguió caminando’”.
“Finalmente, me encontré a un hombre sentado en la entrada de un bosque y le dije: ‘¿Ha visto a mi padre?’”.
“Él también contestó: ‘Sí, estuvo aquí, pero siguió caminando’. Luego agregó: ‘Lo encontrarás al otro lado del bosque’”.
“Recorrí el bosque en lo que parecían días y, finalmente, llegué a un lugar donde no había más árboles. Mirando tan lejos como mis ojos me permitían, vi un amplio y turbulento océano, con olas tan grandes como montañas. Mi padre estaba parado ahí, descansando con su bastón, observando el océano. Me le acerqué y tomé su brazo. ‘¿Qué haces aquí?’, le pregunté. ‘Todos estamos preocupados porque no regresaste a visitarnos en una visión o un sueño. No sabíamos lo que te había ocurrido’”.
“Sin apartar sus ojos del océano, mi padre dijo: ‘¿Sabes lo que es este océano, hijo?’, le dije que no y él continuó, ‘Este es el océano de todas las lágrimas de todas las personas del mundo que han llorado de dolor y sufrimiento. He jurado ante Dios que nunca dejaré este océano hasta que Él seque todas las lágrimas. Es por eso que no he podido cumplir mi promesa’”.
Tenemos que asumir responsabilidad por todo lo que nos rodea. Cuando hacemos esto, entonces estimulamos nuestro deseo de traer el cambio. Por otro lado, si nos mantenemos enclaustrados en nuestro propio mundo, aislados emocionalmente de los demás, es imposible que nosotros (y el mundo) salgamos de nuestro caos.
La verdadera compasión por el sufrimiento de los demás nos conduce a continuar nuestro trabajo hasta que todos sean liberados. Como el maestro espiritual que no se movió del océano de lágrimas, insto a todos a que perseveren en su determinación de enfrentar el dolor y sufrimiento donde quiera que éste se encuentre. Si queremos eliminar el caos de este mundo, nuestra disposición a ayudar no debe tener fin.

Michael Berg es co-director del Centro de Kabbalah, así como autor, estudiante y maestro.

viernes, 8 de junio de 2012

DIOS

La palabra Dios tiene diferentes significados para diferentes personas. Algunos piensan que hay “un ser en los cielos –por lo general masculino y con emociones, deseos, enojo y que puede actuar con venganza. Basados en estos particulares pensamientos y enseñanzas las personas o se asignan a cierta religión, o, en algunos momentos, la rechazan completamente.

 La verdad es que creer que Dios es exactamente como nosotros pero en mayor escala es tonto. La palabra en Ingles Dios proviene del Alemán Antiguo, y en su forma original significa ”llamar”. Algo interesante es que la manera original de la palabra Dios no era ni femenina ni masculina. Mientras más conocemos la historia y la teología en la que ha sido envuelta, más nos damos cuenta que mucho de lo que hoy entendemos acerca de esta palabra esta basado en los cambios que le han dado a su significado a través de la historia, más que a su significado original.

Probablemente la mejor manera de llegar a un entendimiento de la palabra Dios es tratando de deshacerse del equipaje y el significado innecesario que agregamos con nuestras ideas de Dios. La interpretación kabbalistica de Dios puede ser vista como ambas, clara y minimalista; los kabbalistas no tienen un ego tan grande como para pensar que exista la posibilidad de entender todo acerca de esta fuerza, pero contamos con suficiente información para tener un entendimiento básico de la misma. Más importante aún, basados en este entendimiento, podemos obtener claridad acerca de nuestras vidas y del propósito de la vida.

Primero, los kabbalistas por lo general no usan la palabra Dios, en su lugar utilizamos el termino Creador, porque si algo sabemos es que hay una fuerza o energía detrás de la creación del mundo. Y específicamente hablamos de la Luz del Creador- la energía que fluye desde el Creador. 

Podemos comprender la Luz y la energía que se manifiesta en nuestro mundo, pero la totalidad de la fuerza de energía llamada Creador es muy grande y desconocida para nosotros. Este es el secreto de la antigua enseñanza “por sus obras y acciones se les conocerá”.

Próximo, llegamos a conocer tres verdades básicas acerca de la Luz del Creador:
  1. Es simple
  2. Es buena y tiene un deseo de compartir su bondad con nosotros- su creación.
  3. Nunca deja de compartir su Luz
Entonces, ¿Porque no sentimos la bondad y la Luz del Creador todo el tiempo? Hay una ley espiritual conocida como “afinidad de forma”. En nuestro mundo físico hay dos tipos de cercanía: física y emocional. Puedes estar cerca de alguien a quien odias, pero, en términos emocionales están distantes uno del otro. Puedes estar físicamente lejos de alguien a quien amas, pero, en términos emocionales están completamente conectados y juntos. La razón por la cual eres cercano a la persona a quien amas, sin importar el espacio físico ni la distancia, es porque tienen afinidad. Son similares y se atraen.

Este es el secreto de como podemos recibir infinitamente la Luz del Creador -debemos de ser como el Creador, debemos tener afinidad con esa Luz. Es este el propósito de la vida: profundizar nuestro entendimiento acerca de la Luz del Creador actuando como la Luz y que así se impregne y fluya en nuestras vidas infinitamente.
Empezamos con un conocimiento básico. La Luz del Creador desea compartir, es amorosa, perdona y es felíz. Mientras nos comportemos de esta manera recibiremos y experimentaremos aún más de esa luz que está siempre presente.

La Luz del Creador no es egoísta, odiosa, vengativa, enojada ni triste. Cada acción motivada por estos comportamientos nos alejan de la Luz del Creador y no permite que entre a nuestras vidas. Este es el secreto de la vida- Es más fácil entenderlo que vivirlo completamente. Mientras vivamos para saber y entender esta idea cada vez de manera mas profunda y actuemos diariamente creando afinidad con esta luz, entonces podremos disfrutar de ese flujo de Luz y las bendiciones y el gozo que nos trae.

Michael Berg es co-director del Centro de Kabbalah, así como autor, estudiante y maestro.