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martes, 26 de junio de 2012

YA ES HORA!


Cuando aceptas el milagro de lo que eres y te amas en forma incondicional, es fácil cambiar todo lo que piensas necesitas cambiar, PERO algunas de las cosas sobre ti mismo que siempre has pensado que necesitas modificar, como todo aquello que crees que es negativo para ti, aquello que crees que debes cambiar porque son tus enemigos, en realidad son y han sido tus sirvientes más leales, es momento de que aceptes lo que durante toda tu vida has estado rechazando y el cambio sucede en forma natural, recuerda que no es lo mismo lo natural que lo normal.

YA ES HORA QUE VALORES TU DELIZADEZA QUE TANTO SE PARECEN A LAS AMADAS ROSAS DE UN JARDIN, QUE APRECIES TU SENSIBILIDAD PUES TE HA ABIERTO LA PUERTA A LOS PLACERES DEL UNIVERSO, PUES EL QUE SUFRE EL DOLOR MAS MAS PROFUNDO TAMBIEN SIENTE LA ALEGRIA MAS INMENSA. 

ACEPTA TUS MIEDOS PORQUE SON LOS QUE TE HAN RETADO PARA QUE DESARROLLES LA MISMA FUERZA Y CORAJE DE UN ESFORZADO CABALLERO EN LA BATALLA. YA ES HORA DE QUE RECONOZCAS LOS SUEÑOS QUE EXPRESAN LOS DESEOS DE TU CORAZÓN PUES ELLOS HAN INTENTADO REVELARTE EL PLAN SECRETO QUE EL UNIVERSO TIENE PARA TI.

-Orianna-

domingo, 13 de mayo de 2012

LA AUTOCONSCIENCIA


Ni siquiera todos los elementos de la vida que son autoconscientes pueden utilizar conscientemente la Energía Esencial. No es sólo una cuestión de ser conscientes; también es una cuestión del nivel de consciencia que ha alcanzado un ser o una especie. Por ejemplo, aunque un perro es un ser muy inteligente, no tiene (que nosotros sepamos) la autoconsciencia suficiente para poder utilizar la Energía Esencial de manera intencionada.
»Los seres humanos no sólo son conscientes de sí mismos, sino que son conscientes de que son conscientes; por ello, han ascendido al menos al segundo nivel de la consciencia. Este nivel de la consciencia permite a los seres sensibles advertirse a sí mismos, e incluso advertir que se advierten a sí mismos. Es decir, podemos situarnos «fuera de nosotros mismos» y observarnos hacer lo que hacemos y pensar lo que pensamos y decir lo que decimos.

»Hasta podemos observar cómo nos observamos. Podemos salir al pasillo de la consciencia y asomarnos a las puertas que tenemos por delante y por detrás; y, según dicen algunos, llegar a ver y a vivir nuestro Yo Divino y Sagrado.»

NEALE DONALD WALSCH

sábado, 5 de mayo de 2012

Aumentar la conciencia del yo y del otro

Lo que se me revela es lo que es importante para mí, lo que me incumbe. Toda persona debe preocuparse de sí misma, de convertirse en un todo. Tenemos lecciones que aprender... todos nosotros. Hay que aprenderlas una a una, por orden. Sólo así podremos saber qué necesita la persona que tenemos cerca, qué le falta o qué nos falta a nosotros para ser un todo.

Comprenda la naturaleza del yo, del yo verdadero, que es inmortal. Darse cuenta de eso le ayudará a ver siempre las cosas desde la perspectiva adecuada.
Conózcase, para poder ver claramente, sin las distorsiones de la mente consciente o del subconsciente.
Practique la meditación y la visualización, la observación distanciada, la percepción tranquila, las sensaciones de amor-cariño desde la distancia o el distanciamiento del amor, Cultive ese estado.
Conozca sus ideas y sus suposiciones y dese cuenta de que puede que las haya adoptado sin cuestionárselas.
Cuando se generaliza estableciendo grupos o tópicos se hace imposible ver a los individuos por sí mismos.
Las suposiciones erróneas arraigadas en el pasado, como «los hombres Son unos brutos y unos insensibles» o «las mujeres son demasiado sensibles y emotivas» ocasionan una percepción distorsionada de la realidad.
La experiencia tiene mucha más fuerza que las creencias. Aprenda de sus experiencias. Lo que ayuda sin hacer daño tiene valor. Descarte las creencias y los pensamientos caducados.
La felicidad nace en el interior de las personas. No depende de cosas externas o de otra gente. Cuando nuestra sensación de seguridad y felicidad depende del comportamiento y los actos de los demás, nos volvemos vulnerables y podemos sufrir con facilidad. Nunca le dé su poder a nadie.
Intente no tener demasiado apego a las cosas. En el mundo tridimensional aprendemos gracias a las relaciones, no a las cosas. Todos sabemos que no podemos llevárnoslas con nosotros cuando nos vayamos.
Cuando morimos y nuestras almas progresan hasta dimensiones superiores, nos llevamos nuestros comportamientos, nuestras acciones, nuestros pensamientos y nuestro conocimiento. La forma de tratar a los demás en las relaciones es infinitamente más importante que lo que hemos acumulado materialmente.
Además, podemos ganar y perder muchos objetos materiales a lo largo de la vida. En la otra vida no nos encontraremos con nuestras posesiones, sino con nuestros seres queridos. Esta idea debería ayudarle a recapacitar sobre sus valores en caso de que sea necesario.
Los hombres son de Marte, las mujeres de Venus, de John Gray, es desde hace muchos años todo un éxito de ventas en muchos países. Muchos otros libros, películas y programas de televisión han subrayado también las diferencias entre hombres y mujeres, al parecer insalvables. Existe un abismo entre los sexos que se manifiesta en nuestra forma de pensar y en nuestro comportamiento. No vemos el mundo del mismo modo. La testosterona, la hormona masculina, inclina a los hombres hacia la agresión y la competitividad, en lugar de la cooperación, hacia la «propiedad» del territorio y de la familia. El estrógeno y la progesterona, las hormonas femeninas, parecen fomentar la sensibilidad, la comunicación en lugar de la competición, un menor deseo de agresión y una mayor ansia de protección.
La forma en que se educa a los niños y a las niñas aumenta esa asimetría innata y refuerza los muros biológicos que separan a hombres y mujeres. A los niños se les anima socialmente a ser más agresivos, más competitivos, más enérgicos. A las niñas, a ser más pasivas, más comunicativas, más cooperativas. Los padres y los maestros, la sociedad y la cultura, y los medios de comunicación y los publicistas nos enseñan valores distintos.
Parece que hay mucho de cierto en todo esto. No puede resolverse ningún problema hasta que se tome conciencia clara de este problema. Pues bien, ya lo sabemos. ¿Y ahora qué pasa?
Está claro que hay que educar a los niños para que sean conscientes de su sensibilidad y la expresen más.
Hay que enseñarles a cooperar más y a aprender a comunicarse mejor. A las niñas se las debe educar para que estén más seguras de sí mismas y sean más enérgicas. En líneas generales, hay que modificar más la formación de los niños que la de las niñas, ya que el mundo está sumido hoy en una violencia provocada casi exclusivamente por hombres.
Pero ¿qué hay de las diferencias biológicas innatas? ¿Cómo podemos cambiar la biología? ¿Qué podemos hacer con la testosterona? He aquí una metáfora.
Las hormonas y determinados factores genéticos hacen que a los hombres les salga pelo en la cara.
¿Quiere eso decir que las barbas son inevitables, que todos los hombres tienen que ir por la vida con largas barbas?
Naturalmente, la respuesta es que no. Los hombres pueden decidir afeitarse la barba. Cualquier hombre tiene la opción de afeitarse o no.
Las influencias biológicas son tendencias, superables con voluntad consciente. La testosterona y las demás hormonas impelen, pero no compelen. Del mismo modo que los hombres pueden decidir afeitarse, también pueden elegir no ser violentos, ser menos agresivos, cooperar más y ser más comunicativo s y sensibles.
La decisión consciente de elegir la senda del amor, no la de la violencia, es el siguiente paso para los hombres.
Tras esa elección tenemos otro paso más, que es el despertar a la verdad espiritual de que estamos formados por espíritu y alma, no por cuerpo y cerebro. El alma no tiene sexo, no tiene hormonas, no tiene tendencias biológicas. El alma es pura energía de amor.
A medida que nos vamos haciendo conscientes de nuestra naturaleza espiritual, reconocemos nuestra auténtica esencia. Somos inmortales y divinos. Renunciar a la violencia, al odio, a la dominación, al egoísmo y a la propiedad de las personas y de las cosas es mucho más sencillo tras ese reconocimiento. Aceptar el amor, la compasión, la caridad, la esperanza, la fe y la cooperación pasa a ser lo más natural.
En el transcurso de nuestras muchas vidas se dan algunos cambios de sexo. Todos hemos sido hombres y todos hemos sido mujeres. Aunque creo que tendemos a especializarnos en un sexo o el otro, todos tenemos que hacer, por así decirlo, algunas asignaturas optativas como personas del otro sexo. Tenemos que aprender de todas partes. Ricos y pobres. Fuertes y débiles. Budistas, cristianos, judíos, hindúes, musulmanes o de otras religiones. Distintas razas. Y, por descontado, hombres y mujeres.
Y así, al final, todos podemos aprender a superar cualquier tendencia biológica negativa para manifestar plenamente nuestra naturaleza espiritual. De forma similar, y por el mismo motivo, todos podemos aprender a superar cualquier enseñanza social o cultural negativa.
Algunos se quedan rezagados porque no todos avanzamos a la misma velocidad, aunque recorremos la misma senda. Los que van al frente tienen que mirar hacia atrás, con compasión y con amor, y ayudar a quienes se quedan atrás.
Hay que mirar hacia atrás y ayudar, sin esperar recompensa, ni siquiera agradecimiento.
Hay que mirar hacia atrás y ayudar, porque eso es lo que hacen los seres espirituales.

Extracto del libro: Los Mensajes de los Sabios. Brian Weis